Respuesta rápida: Juega con ROUTE y será más fácil de explicar.
Qué problemas resuelve y qué se consigue jugando:
Mis amigos Ana y Carlos tenían problemas con su hija María de 9 años. Notaban que no quería contarles cosas que le habían pasado en el colegio y de las que ellos se enteraban después por otras madres o amigas. Me preguntaron si sabía de algún juego al que pudieran jugar también con su otro hijo, Juan Carlos, de 5 años. Yo justo acababa de conocer las reglas de un juego de Manu Palau y las reutilicé con mi ROUTE COACHING GAME…
Quién nos iba a decir que íbamos a descubrir tantas cosas…
En qué consiste:
Nos sentamos dispuestos a jugar a algo divertido para reírnos todos. ¿Qué niño te va a decir que no a eso? Bueno, es verdad, quizás depende del día… El caso es que allí estábamos, con las cartas y con dos niños dispuestos a jugar con sus padres y su amigo.
Repartí tres cartas para cada uno y les conté lo que había que hacer: uno de nosotros se convertiría en el jugador activo o “mano” y no podría jugar con sus cartas, sino con las de los demás. El jugador activo haría una pregunta a los demás, que empezara con “¿Cómo creéis que me siento cuando…?” y entonces los demás tenían que elegir un símbolo de los que tenían en su mano y ponerlo boca abajo en el centro de la mesa.
Luego, el jugador activo mezcla las cartas, les da la vuelta y elige el símbolo que mejor representa la respuesta a su pregunta. Los símbolos pueden ser positivos o negativos pero al interpretarlos, la persona puede darles el sentido opuesto y que lo que parezca bueno fuera malo y viceversa. Lo más interesante es que la persona que ha hecho la pregunta explique los símbolos a su manera y que los demás le cuenten por qué habían echado esa carta…
Cuando la persona que ha hecho la pregunta elige un símbolo de todos, el que haya tirado esa carta gana un punto. Y luego el jugador activo es el jugador a la derecha (o izquierda). Hay que conseguir tres puntos en total, que, dependiendo de cuántas personas jueguen, no se consiguen rápidamente.
Al principio, María tardó en encontrar sentido a los símbolos, pero Juan Carlos nos sorprendió a todos haciendo preguntas cada vez más afiladas: “¿Cómo creéis que me siento cuando mamá me llama y no puedo ir a ver qué quiere porque yo estoy jugando?”. Mis caras tenían que ser dignas de ver, porque Carlos y Ana me comentaron que no me asustara tanto por la astucia del pequeño. Otra de las preguntas de Juan Carlos me hizo soltar una carcajada: “¿Cómo creéis que me siento cuando María me esconde mis juegos y yo quiero darle un tortazo pero no puedo porque no se pega a la gente?” El pequeño estaba disfrutando de lo lindo.
Cuando llegó el turno de Ana, hizo una pregunta general que realmente estaba dirigida a su hija: “¿Cómo creéis que me siento cuando no me contáis cosas que os pasan, en el trabajo, en el cole, en la calle…?”. Todos intentaron adivinar el símbolo que correspondía a la emoción de Ana y, de paso, comentarlos cuando Ana tenía que elegir uno. María rápidamente entró en juego, explicó su símbolo y… Todos sonrieron porque la entendían perfectamente.
Desde ese día, Ana y Carlos aprendieron que jugar con símbolos sirve para desbloquear cualquier situación y ayudar a resolverla.
¿Qué crees que dijo María y qué le respondió su madre?
¡Déjame un comentario y te contaré lo que pasó!